Estamos confusos y en ocasiones las circunstancias
nos lían aún más.
No vemos que lo que queremos está delante de
nosotros y cuando lo perdemos, sale a la luz.
Hace falta perder algo para darse cuenta del
valor que tiene realmente.
Y fastidia descubrir que cuando estabas feliz, vivías engañado, no solo por algunas personas si no por ti
mismo.
El desengaño diario que muerde suave como un gatito.
ResponderEliminarEl gran desengaño estacional, el cíclico, ese deja marca.
Ese te lleva a la nostalgia crónica.
Pero algún ungüento habrá para curar heridas no?
Para las heridas lo mejor es el alcohol de 96º
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